La principal consecuencia de la osteoporosis es la fractura del hueso. Se calcula que esta enfermedad ocasiona más de 1,3 millones de fracturas de vértebras, cadera y muñeca en el mundo cada año. Las fracturas osteoporóticas o por fragilidad pueden producirse en cualquier hueso del esqueleto, aunque los más comúnmente afectados son el radio distal (fractura de Colles), las vértebras, y la extremidad proximal del fémur o fractura de cadera. Los pacientes con fracturas osteoporóticas pueden presentar manifestaciones clínicas, como dolor, pérdida de estatura, cifosis y/o escoliosis, y tienen peor calidad de vida y mayor riesgo de mortalidad que el resto de la población.
Las consecuencias de la osteoporosis son muy amplias, incluyendo las esferas física, psicosocial y económica del paciente y produciendo un notable impacto también en su familia y la comunidad. En un estudio efectuado en nuestro país, en Gran Canaria, durante 5 años, se observó que el 90% de los pacientes que sufrían una fractura de cadera provenían de sus domicilios, pero en el momento de su alta menos de la mitad volvían a ellos, siendo remitidos a centros de rehabilitación y de crónicos. Además de la elevada morbilidad, las fracturas por fragilidad, tanto las vertebrales como las de cadera, producen una notable mortalidad. Al año de haberse producido la fractura de cadera, han fallecido el 30% de los pacientes y, a los dos años, cerca del 40%.
La fractura vertebral y de cadera es un problema para la mujer, sobre todo entre los 70 y 80 años, mientras que la fractura de la extremidad distal del radio (fractura de Colles) afecta a la mujer más joven, sobre todo entre los 50 y 70 años.